Factores de envejecimiento de la piel

medicina estetica facial

Factores del envejecimiento prematuro de la piel.

En 2005, el científico Christopher P. Wild, director de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, acuñó el concepto de exposoma como el conjunto de factores de exposición a los que está sometida una persona desde el momento de su concepción hasta su muerte y que se convierten en factores del envejecimiento de la piel.

Posteriormente a la aparición de este concepto, se han definido siete factores fundamentales que compondrían este exposoma y que afectarían al envejecimiento de la piel; exposición a la radiación solar, exposición a la contaminación ambiental, consumo de tabaco, temperatura a la que está sometida la piel, nutrición, estrés, falta de sueño y uso de cosméticos, pero cada vez son más los estudios que nos alertan de factores externos e internos que pueden favorecer la aparición de arrugas y la deshidratación de la piel y su envejecimiento.

En este artículo vamos a tratar de explicar el porqué de algunos de los factores de envejecimiento prematuro de la piel y las herramientas de las que disponemos para ayudarnos a protegernos de ellos.

1.      Exposición al sol como factor de envejecimiento de la piel

Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, ha puesto de manifiesto por primera vez que el espectro visible de la luz y los infrarrojos también pueden dañar la piel. Aunque hasta hace relativamente poco tiempo, el objetivo principal de los protectores solares era proteger la piel contra la radiación ultravioleta (UV), los expertos de la Universidad de Newcastle han demostrado que los rayos UV no son los únicos que puede penetrar profundamente en la piel y que la luz visible y los infrarrojos también pueden dañar las células epiteliales, por lo que hay que tener en cuenta la protección frente a los tres.

De hecho, la radiación infrarroja llega en un alto porcentaje a las capas más profundas de la piel, la dermis, donde se distribuye hasta un 65 por ciento de la radiación. Un 10 por ciento llega incluso a la grasa de debajo de la dermis. La radiación infrarroja libera calor e induce inflamación de la piel (metaloproteinasas) y radicales libres de forma parecida a la radiación ultravioleta.

Algunos estudios han calculado que aquellas personas que no utilizan fotoprotección solar a diario envejecen un 24 por ciento más que aquellas que sí lo utilizan.

2.      Contaminación ambiental

Si bien es cierto que la inmensa mayoría de las personas asume los efectos nocivos de la contaminación, también lo es que casi siempre que hablamos sobre cómo afecta la polución a nuestra salud nos referimos a los pulmones. Parece evidente que los pulmones son los órganos más castigados por la contaminación al entrar en contacto directo con las sustancias tóxicas del aire a través de la respiración, pero también nuestra “capa externa” está constantemente en contacto con dicha polución. La piel y el pelo también se ven afectados por la contaminación del ambiente y su exposición a sustancias tóxicas aumenta el riesgo de desarrollar acné, eccemas, pérdida de cabello e incluso enfermedades más graves.

La polución envejece la piel a través de dos mecanismos:

–         Cuando se combina con la radiación solar, aumentando el envejecimiento y el riesgo de cáncer de piel.

–         Y en combinación con el ozono, disminuyendo los niveles de vitamina E (antioxidante natural de nuestra piel) en la capa más superficial de la epidermis (estrato córneo).

3.      Consumo de alcohol y tabaco

Los efectos nocivos del tabaco y el exceso de alcohol son sobradamente conocidos y evidenciados.

El consumo de tabaco, por su parte, afecta a los queratinocitos, los fibroblastos y la microvasculatura de la piel, lo que se traduce en un envejecimiento prematuro de la piel y, también, en los tiempos de cicatrización de las heridas. Algunos estudios apuntan a que la piel de una persona fumadora está cinco años más envejecida que la de una de la misma edad no fumadora.

Acerca del consumo de alcohol, tanto el alcohol en sangre como los metabolitos que se producen tras su degradación pueden producir efectos peligrosos efectos tóxicos y la piel no se escapa de estos efectos.

Cuando bebemos bebidas alcohólicas, el etanol presente en estas bebidas es absorbido por nuestro estómago e intestino y circula por nuestra sangre hasta que llega al hígado. Allí, unas enzimas se encargan de metabolizarlo y degradarlo para ser, posteriormente, eliminado a través de la orina o el sudor.

La piel es uno de los primeros órganos donde se hace visible el consumo abusivo de alcohol. Pueden aparecer arañas vasculares, eritema o rojez (en la cara y/o en las palmas de las manos), hiperpigmentación en piernas, peribucal o periocular, déficit de vitaminas, alteraciones de las uñas, ictericia, etc.

Además, también se ha relacionado con la aparición de carcinomas epidermoides cutáneos y con carcinomas basocelulares más agresivos en pacientes asiduos a la bebida.

4.      Falta de descanso

peeling facial en valenciaSegún un reciente estudio del UH Case Medical Center de Estados Unidos, una deficiente calidad del sueño acelera los signos del envejecimiento y debilita la capacidad de la dermis para repararse.

Cuando dormimos poco – o mal -, nuestro cuerpo libera noradrenalina, una sustancia que reduce la circulación de la sangre y, en consecuencia, la oxigenación y el aporte de nutrientes a la piel.

Otro problema indirecto de la falta de sueño o descanso es la probable aparición de estrés, otro componente del exposoma de factores que afectan al envejecimiento de la piel.

Dormir poco de forma crónica se asocia al aumento de los signos de envejecimiento y disminución de la barrera cutánea.

5.      El estrés emocional crónico

El estrés provoca desequilibrios en nuestro sistema neuroendocrino, desencadena cascadas inflamatorias y libera especies reactivas de oxígeno.

A largo plazo, el estrés provoca que aumente la actividad de las metaloproteinasas (enzimas que degradan el colágeno), apareciendo mayor flacidez, arrugas y una piel más apagada.

6.      La dieta

Las vitaminas y los micronutrientes como el zinc, el selenio o el cobalto son antioxidantes naturales que nos ayudan, entre otras cosas, a mantener una piel sana. Estas vitaminas y micronutrientes se encuentran principalmente en los vegetales y en las frutas, de ahí la importancia de la dieta en el aspecto y salud de nuestra piel.

En un estudio realizado sobre 4000 pacientes mujeres, se determinó que la dieta rica en antioxidantes, vegetales y aceite de oliva se asociaba a la menor presencia de arrugas en la piel.

Por el contrario, las dietas ricas en azúcares y bajas en proteínas también han sido relacionadas recientemente con el envejecimiento en diferentes estudios.

7.      El ejercicio

En este caso, la cantidad es importante ya que, mientras el ejercicio moderado aumenta el oxígeno en la piel y reduce los índices de glucosa, el ejercicio extenuante, como el de los atletas, aumenta el estrés oxidativo relacionado con el envejecimiento.

Se ha demostrado que un programa moderado de tres sesiones semanales de una hora que combinen ejercicio aeróbico y entrenamiento de fuerza resulta eficaz para disminuir el envejecimiento de la piel.

8.      La menopausia

La disminución de los estrógenos en la menopausia prodúce la deshidratación de la piel, el retraso en la cicatrización y atrofia de la dermis que se traduce en la aparición de más arrugas.

Estos síntomas revierten con la Terapia Hormonal Sustitutiva (THS) con estrógenos, sin embargo, la mayoría de los expertos no recomiendan su uso más allá de 5 años. El uso de estrógenos en forma de cremas es seguro.

Como alternativa existen las isoflavonas de los fitoestrógenos, presentes en las plantas.